martes, 8 de diciembre de 2015

Nuestra cita









De vez en cuando la vida te sacude con tanta fuerza que te deja sin aliento. Supongo que es la inercia del vaivén del azar, que a veces te sale a deber y otras a ganar.

Yo he perdido. Le he perdido tu vida al azar, le he perdido mis ganas de verte crecer, de planear el viaje a Noruega, de discutir sobre las cosas que haces o las que yo dejo de hacer.
Intento resignarme, pero lo cierto es que no se me da nada bien perder.

Me permito un día al año para decirte que a veces me dejo vencer, que te echo de menos y que esta es la peor partida que he perdido nunca.

Hoy es mi cita contigo y por primera vez siento que no estamos solos. Hoy somos un par más.
Y será por el vaivén del azar que después de siete años siento que empiezo a ganar.


Boda de Aza, Ibiza




























Y puedo decirte que son increíbles. Que a veces te veo en sus ojos y que la risa de tu padre se parece mucho a la tuya. Que en ella he encontrado una amiga, que no es poco; alguien con quien me entiendo, que no es fácil.

Y entro en ese circulo del que me siento parte, y lo cuido a base de cariño y ternura, de conversaciones intensas y momentos compartidos.

Y me da por pensar que a veces la vida te arrasa como un ciclón, y con el tiempo te sorprende y  te devuelve un trozo de tierra en el que cultivar tomates. Yo encontré ese huerto en una isla en el mar y cultivando tomates siento que estoy cerca de ti, que estoy dentro de los tuyos.

Ellos me enseñan a relativizar, a ilusionarme por las pequeñas cosas, a mirar más allá. 

A celebrar la vida.

La vida que nos queda, la vida que nos une, la vida que nos recuerda cada ocho de diciembre que hay que seguir viviendo.