De vez en cuando la vida te sacude con tanta fuerza que te deja sin aliento. Supongo que es la inercia del vaivén del azar, que a veces te sale a deber y otras a ganar.
Yo he perdido. Le he perdido tu vida al azar, le he perdido mis ganas de verte crecer, de planear el viaje a Noruega, de discutir sobre las cosas que haces o las que yo dejo de hacer.
Intento resignarme, pero lo cierto es que no se me da nada bien perder.
Me permito un día al año para decirte que a veces me dejo vencer, que te echo de menos y que esta es la peor partida que he perdido nunca.
Hoy es mi cita contigo y por primera vez siento que no estamos solos. Hoy somos un par más.
Y será por el vaivén del azar que después de siete años siento que empiezo a ganar.
Boda de Aza, Ibiza |
Y puedo decirte que son increíbles. Que a veces te veo en sus ojos y que la risa de tu padre se parece mucho a la tuya. Que en ella he encontrado una amiga, que no es poco; alguien con quien me entiendo, que no es fácil.
Y entro en ese circulo del que me siento parte, y lo cuido a base de cariño y ternura, de conversaciones intensas y momentos compartidos.
Y me da por pensar que a veces la vida te arrasa como un ciclón, y con el tiempo te sorprende y te devuelve un trozo de tierra en el que cultivar tomates. Yo encontré ese huerto en una isla en el mar y cultivando tomates siento que estoy cerca de ti, que estoy dentro de los tuyos.
Ellos me enseñan a relativizar, a ilusionarme por las pequeñas cosas, a mirar más allá.
A celebrar la vida.
La vida que nos queda, la vida que nos une, la vida que nos recuerda cada ocho de diciembre que hay que seguir viviendo.