Llega un momento en el que todos decidimos ampliar los metros que nos separan de una persona, o de muchas. Aunque eso no tenga que implicar necesariamente movernos del sitio en el que estamos.
Hay distancias que no elegimos, que otros deciden por ti, o por sí mismos, y que no nos queda más remedio que aceptar. Y otras que escogemos nosotros porque nuestros pasos tienen que avanzar en otra dirección, o tal vez, retroceder.
Sea como fuere hay algo que creo que tendré presente a partir de ahora, algo que unos ojos claros con rumbo a México me dijeron hace poco: Hay dos formas de vivir, haciendo la lista de los pros o haciendo la lista de los contras. La vida se va a encargar de traernos todos los contras, así que es más lógico ocuparnos nosotros de los pros.
Y ya se que la distancia nos da miedo, pero habrá que sacar lápiz y papel.
Porque a veces tenemos que apartarnos un poco del fuego para calentarnos sin quemarnos, y porque, en ocasiones, esos metros de distancia pueden acercarnos más a esas personas, a otras, o a nosotros mismos.
Y es que creo que cuando ampliamos las distancias por un lado, las estamos estrechando por el otro.
Buenas tardes, sean felices.