Playa de Bolonia, Cádiz |
En muchas de mis entradas os he
hablado de lo importante que es para mi el circulo de personas que arropan tu
vida, y de cómo creo que eso afecta a determinar quiénes somos. Siempre lo he
hecho partiendo de lo que esas personas son capaces de aportarnos pero esta vez
quería tomar otro punto de vista, no
desde la perspectiva en la que ellos externamente nos influyen sino en lo que
internamente despiertan en nosotros.
A lo largo de mi corta vida han
pasado una serie de personas determinantes, personas que no solo me han
contaminado con sus ideas o su personalidad, sino personas que no se cómo han sabido meterse dentro y encender partes de
mi misma que hasta entonces no habían brillado nunca. Pero más incluso me fascina darme cuenta de
cómo esas personas son capaces de apagar
otras partes que no necesitaba.
Zahora es la playa en la que
estaba cuando empecé a darle vueltas a esta idea. Mientras lo miraba de reojo y pensaba en por qué antes no había sabido
querer tan bien a otra persona.
Entiendo también que nuestra
conducta cambia paulatinamente conforme vamos aprendiendo de nuestros
errores y vamos adquiriendo cierta inteligencia emocional, pero creo que las
personas que nos acompañan en ese proceso nos influyen de una manera bestial.
Supongo que todos tenemos personas
así, duendes que hacen que seamos
divertidos, creativos, curiosos, responsables, aventureros, amantes de la naturaleza, los festivales o los conciertos de jazz, o que dejemos de ser pesimistas, inseguros o
celosos. Y creo que a veces solo necesitamos abrirles las puertas y dejar que
toquen algunos de nuestros botones internos.
PD: Es curioso, pero en ninguna
de las fotos aparece esta playa ;)
Buenas tardes, sean felices.