lunes, 24 de febrero de 2014

Operación Palace, 23F




Después de ver el falso documental dirigido por Jordi Évole y leer algunos comentarios de los más indignados con este experimento mi conclusión lo cataloga sencillamente de brillante.

Es una lección de lo fácil que resulta construir una realidad alrededor de algo ficticio, y más aun si se hace a través de los medios. En la facultad de comunicación te das cuenta de la escenificación y del teatro que se esconde detrás de cada transmisión de información y de cómo todo está preparado para conseguir  una respuesta específica del público.

El Tribunal Supremo no permite que se abran los documentos hasta que hayan pasado 50 años del golpe de estado, con lo cual lo más cercano que tenemos a la verdad es la especulación.  Después de todo este tiempo siguen habiendo muchos interrogantes y sin embargo, la certeza absoluta de que el que salió ganando con toda esta historia fue el Rey, que pasó de ser alguien educado y colocado por un dictador a ser el defensor de la democracia.

Sí, brillante es la palabra con la que calificaría este documental porque demuestra de la forma más práctica lo fácil que resulta desde arriba hacer creer lo que quieren que creamos. Es evidente que este documental es falso porque no se pueden acceder a los archivos que lo corroboran pero ¿tan disparatado sería pensar que fue así? Del mismo modo en que los espectadores llegamos a creernos anoche esta realidad, en su día nos creímos lo que nos contaron. Salvo por una diferencia, Jordi Évole admite que es una versión falsa, pero de la otra aun sabemos muy poco.

Os recomiendo que veáis el documental y el debate posterior, ambos son accesibles en la pagina web de La Sexta. Buenas tardes, que pasen un buen día.