Después de ver el falso
documental dirigido por Jordi Évole y leer algunos comentarios de los más
indignados con este experimento mi conclusión lo cataloga sencillamente de brillante.
Es una lección de lo fácil que
resulta construir una realidad alrededor de algo ficticio, y más aun si se hace
a través de los medios. En la facultad de comunicación te das cuenta de la
escenificación y del teatro que se esconde detrás de cada transmisión de
información y de cómo todo está preparado para conseguir una
respuesta específica del público.
El Tribunal Supremo no permite
que se abran los documentos hasta que hayan pasado 50 años del golpe de estado,
con lo cual lo más cercano que tenemos a la verdad es la especulación. Después de todo este tiempo siguen habiendo
muchos interrogantes y sin embargo, la certeza absoluta de que el que salió ganando con toda
esta historia fue el Rey, que pasó de ser alguien educado y colocado por un
dictador a ser el defensor de la democracia.
Sí, brillante es la palabra con
la que calificaría este documental porque demuestra de la forma más práctica lo
fácil que resulta desde arriba hacer creer lo que quieren que creamos. Es evidente que este
documental es falso porque no se pueden acceder a los archivos que lo corroboran
pero ¿tan disparatado sería pensar que fue así? Del mismo modo en que los espectadores
llegamos a creernos anoche esta realidad, en su día nos creímos lo que nos contaron.
Salvo por una diferencia, Jordi Évole admite que es una versión falsa, pero de
la otra aun sabemos muy poco.
Os recomiendo que veáis el documental y el debate posterior, ambos son accesibles en la pagina web de La Sexta. Buenas tardes, que pasen un
buen día.