Santorini, Grecia |
Todos cometemos errores. Todos tomamos decisiones
equivocadas y nos lanzamos muchas veces contra las situaciones sin estudiarlas
fríamente. Es normal. Nadie nos enseña a ser perfectos.
El ser humano es tan complejo que es imposible esperar que
adopte siempre unos mismos patrones de conducta, sin desviarse nunca. Las
situaciones que se nos plantean, el conjunto de cosas que tengamos en ese
momento en al cabeza, el ritmo de vida que llevemos o el entorno nos hacen
responder de una forma u otra. Es frecuente que a veces miremos atrás recordemos conductas en las que ni siquiera nos reconocemos a nosotros
mismos. Decisiones equivocadas, actitudes erróneas y reacciones inapropiadas.
Es curioso ver como cambiamos con el paso del tiempo y como
vamos descubriendo nuestros fallos para tratar de hacernos cada vez mejores, con el propósito de alcanzar la mejor versión de uno mismo.
No puedo decir que este orgullosa de todo lo que he hecho a
lo largo de mi vida, ni que no vaya a volver a equivocarme en un futuro. Pero
se que de cada decisión equivocada o de cada conducta impropia he aprendido a
conocerme un poco más y a entender lo importante que resulta saber perdonar y perdonarse.